La vida en Livingston

Livingston es un pueblo, pequeño pero con mucha vida, situado en la desembocadura del Río Dulce en el Caribe. Esta a 30 minutos en lancha del Hotelito y es donde venimos a hacer las compras para el hotel y también donde pasamos nuestros días libres.

Su población es un mezcla entre Garifunas y chapines. Los Garifunas son descendientes de esclavos africanos que hace años se instalaron en toda esta costa caribeña, básicamente huyendo de la esclavitud. Tienen su propia música, sus comidas típicas y su religión, que mezclan con tradiciones católicas. Los chapines son los guatemaltecos, descendientes de los mayas, con una lengua propia, el quekchi, que tiene su origen en el antiguo lenguaje maya, aunque afortunadamente también hablan castellano, y tienen también sus propias comidas y costumbres. Ambos son pueblos interesantes que parecen convivir en perfecta armonía.

El pueblo no es que tenga nada especialmente bonito, un par de edificios coloniales, un par de playas caribeñas con bastante suciedad, pero lo que si tiene es muchísima animación y mucha vida en la calle, lo que hace de él el sitio perfecto para pasear y mezclarse con la gente.

Y es a Livingston donde venimos a pasar nuestros días libres, a desconectar un poco del día a día del hotel y a conectarnos con el mundo. Siempre que venimos nos quedamos en el mismo lugar, La Casa Rosada, un hotel sencillo y muy cómodo con una gran terraza donde pasamos las calurosas mañanas de Livingston y nos conectamos para enviar y recibir noticias...